martes, 6 de octubre de 2009

De patricios y mecenas de Catalunya


El Palau de la Música de Barcelona es un edificio hermoso, modernista, muy romántico, evocador, heredero de ilusiones culturales, de significación política. El paisaje urbano donde se ubica el Palau de la Música es el de la vieja Barcelona, la que arrastra siglos de historia, de ilusiones, de confrontaciones y decepciones.

Por enésima vez nos han decepcionado los patricios de la Cataluña rancia. Han vuelto a confundir su papel institucional con sus intereses patrimoniales. Mejor dicho, no han confundido, lo que han hecho es no saber ocultar sus trapicheos.

La historia de Cataluña ha visto en reiteradas ocasiones cómo las familias patricias han dado la espalda a las expectativas de la población catalana. ¿Alguien se extraña de las actividades de Fèlix Millet? Aquí todo son pretendidas sorpresas y alguien pierde los nervios: Anna Balletbò. No os perdáis el fichero de sonido del enlace, está en catalán pero no tiene precio, para todo lo demás... nuestra tarjeta de crédito.

No cabía esperar otra cosa si las instituciones que deben velar por su honestidad sabían de los trapicheos y miraban a otro lado.

Menos mal que el ingenio popular hace de estas desgracias un carnaval permanente. Tenemos las parodias del Polònia:




 y de las personas anónimas que han renombrado la Plaza de Lluís Millet como Plaza de Fèlix Billet:



Y mientras tanto la vida continúa. Las señoras de la limpieza catalanas se manifiestan cerca del Palau de la Música, en la Via Laietana para pedir que su sueldo, al menos, llegue a los 1.000 eurillos. ¿Pasan indiferentes ante el Palau de la Música? ¿Qué pueden esperar ellas de los patricios catalanes y de sus instituciones, a las que mantienen cada día limpias? ¿Por qué los patricios no ejercen su mecenazgo con las clases populares? Que se lo pregunten a algunos que sí han sido fuertemente patrocinados: Àngel Colom o a la Fundacio Catalanista i Demòcrta Trias Fargas o a la FAES de J. María Aznar

Por cierto, en una de las ocasiones en que me denunciaron por aparcar la moto en la plaza de Lluís Millet, el policía municipal me dijo que era porque alguien muy importante exigía al Ayuntamiento de Barcelona que desaparecieran las motos. Ahora ya sé quien era ese prohombre al que le molestaban las motos. ¿Y la razón? Le molestaban puesto que podían impedir ver la Tienda del Palau de la Música, perdón, del Palau de Félix Billet. Dudo si su apellido será Billet o Billetti...

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